jueves, mayo 27, 2010

Doctrina social de la Iglesia, teología pastoral e ideología

1. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, TEOLOGÍA PASTORAL E IDEOLOGÍA Ataliva Amengual 1

AbstractEn la introducción damos cuenta del motivo para escribir sobre este tema: la obligación de los católicos en cuanto ciudadanos cristianos de hacernos responsables del bien común de las personas y las estructuras sociales (fundados en la razón) y como católicos de vivir y transmitir el Evangelio (basados en la Revelación).
Pasamos a considerar la doctrina como el conjunto de proposiciones de una escuela filosófica, o el conjunto de puntos fundamentales de una religión.
Y señalamos que el Catecismo de la Iglesia católica es una exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica.
La doctrina social de la Iglesia es una enseñanza « sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se mueve la vida de los hombres y de las sociedades.
Transitamos a ver las relaciones entre la Teología moral, específicamente la teología moral social, la ética y la ética social y la doctrina social de la Iglesia.
A continuación nos detenemos a considerar la relación entre la filosofía y la doctrina social de la Iglesia
Seguimos con el paso de la doctrina, y específicamente de la doctrina social de la Iglesia, al establecimiento de objetivos para la acción (Ideología)
Continuamos con algunas reflexiones acerca de la Teología pastoral
Y finalmente respondemos a la siguiente pregunta ¿Cómo puede actuar el laico cristiano con los que rechazan toda Revelación sobrenatural, con los que rechazan la Iglesia?

ÍndiceIntroducción
Doctrina
Doctrina de la Iglesia
Doctrina social de la Iglesia
Teología moral y doctrina social de la Iglesia
Ética
Ética social
Filosofía y doctrina social de la Iglesia
El paso de la doctrina al establecimiento de objetivos de la acción (Ideología)
El paso de la doctrina social de la Iglesia al establecimiento de objetivos de la acción
(Ideología cristiana)
Teología pastoral
¿Cómo puede actuar el laico cristiano con los que rechazan toda Revelación sobrenatural, con los que rechazan la Iglesia?

IntroducciónLos ciudadanos católicos tenemos obligación de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios (Mt. 22, 15-21). Debemos asumir nuestra responsabilidad, y hacerlo desde una mirada que contemple los diversos aspectos en los que debemos vivirla.
Nuestra responsabilidad de dar al César lo que es del César, es decir, como ciudadanos se ejerce en medio del mundo, en la vida cotidiana y, también, en situaciones de significación y responsabilidad social, pues las estructuras sociales afectan también a los otros.
Nuestra responsabilidad de dar a Dios lo que es de Dios, como católicos, es dar testimonio de nuestra fé como bautizados.
Como ciudadanos nos fundamos en la razón y como católicos en la razón y también en la Revelación.
Por ello cuando reflexionamos metódica, sistemática y críticamente con la razón tenemos como consecuencia la filosofía y cuando razonamos metódica, sistemática y críticamente sobre la Revelación tenemos como resultado la Teología.
Sobre la filosofía y la teología se fundan las doctrinas cuya aplicación proveen, respectivamente, la acción pastoral y la acción política.


DoctrinaComencemos por expresar que entendemos por Doctrina.
En general se entiende por doctrina el conjunto de opiniones de una escuela filosófica, o el conjunto de puntos fundamentales de una religión.

En su libro “Eficacia política del cristiano”, el P. Lebret define así la doctrina: “Conjunto coherente de tomas de posición sobre la naturaleza y el papel del hombre, el origen y el valor del mundo exterior, la trascendencia y la inmortalidad del espíritu, el sentido de la vida personal y colectiva, las bases de la moral, el comportamiento humano ante el Universo, ante cada uno de los hombres y, ante, la humanidad”La doctrina puede fundarse en la Revelación como es el caso de la doctrina católica o en una filosofía, y en este último caso, es el conjunto de principios de orden filosófico, producto de una concepción del hombre, de la sociedad y de la naturaleza, que influyen en nuestras acciones y decisiones políticas y que pueden estar abiertos a la trascendencia, como sucede con el humanismo integral.

Doctrina de la IglesiaEl Catecismo de la Iglesia católica…es una exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas e iluminada por la sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia. El 2 Catecismo tiene por finalidad guardar el depósito de la fe (depósito de la doctrina católica) que es la misión que el Señor confió a su Iglesia y que ella realiza en todo tiempo.
Esta doctrina es permanente e inmutable, no sufre cambios, como lo atestigua lo que sigue: El Concilio Ecuménico Vaticano II ni ha querido cambiar la doctrina sobre la Iglesia ni de hecho la ha cambiado, sino que la ha desarrollado, profundizado y expuesto más ampliamente.Esto fue precisamente lo que afirmó con extrema claridad Juan XXIII al comienzo del Concilio 3 . Pablo VI lo reafirmó 4 , expresándose con estas palabras en el acto de promulgación de la Constitución Lumen Gentium: «Creemos que el mejor comentario que puede hacerse es decir que esta promulgación verdaderamente no cambia en nada la doctrina tradicional. Lo que Cristo quiere, lo queremos nosotros también. Lo que había, permanece. Lo que la Iglesia ha enseñado a lo largo de los siglos, nosotros lo seguiremos enseñando. Solamente ahora se ha expresado lo que simplemente se vivía; se ha esclarecido lo que estaba incierto; ahora consigue una serena formulación lo que se meditaba, discutía y en parte era controvertido» 5 . Los Obispos repetidamente manifestaron y quisieron actuar esta intención.6

Doctrina social de la Iglesia>“Esta doctrina manifiesta ante todo la continuidad de una enseñanza que se fundamenta en los valores universales que derivan de la Revelación y de la naturaleza humana. Por tal motivo, la doctrina social no depende de las diversas culturas, de las diferentes ideologías, de las distintas opiniones: es una enseñanza constante, que se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus “principios de reflexión”, en sus fundamentales “directrices de acción”, sobre todo, en su unión vital con el Evangelio del Señor ».134 En este núcleo portante y permanente, la doctrina social de la Iglesia recorre la historia sin sufrir sus condicionamientos, ni correr el riesgo de la disolución.
Por otra parte, en su constante atención a la historia, dejándose interpelar por los eventos que en ella se producen, la doctrina social de la Iglesia manifiesta una capacidad de renovación continua. La firmeza en los principios no la convierte en un sistema rígido de enseñanzas, es, más bien, un Magisterio en condiciones de abrirse a las cosas nuevas, sin diluirse en ellas: 135 una enseñanza « sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se mueve la vida de los hombres y de las sociedades” 7 .

Teología moral 8 y doctrina social de la IglesiaHay un capítulo específico de la Moral que nutre a la Doctrina social y es la Moral social capítulo que comprende toda la normatividad natural de la vida de la sociedad (ética social) e integra la que se sigue de la elevación del hombre al orden sobrenatural (Revelación)

La teología moral aporta a la doctrina social los fundamentos. Es aquella parte de la teología que estudia los actos humanos, considerándolos en orden a su fin sobrenatural, ayuda al hombre a guiar sus actos y es, por tanto, una disciplina orientada a la práctica. El hombre necesita de esa orientación, con el fin de que su conducta se adecue a una norma objetiva que le indique lo que debe hacer y lo que debe evitar para alcanzar el fin al que ha sido destinado. Es la reflexión teológica del comportamiento humano responsable, en cuanto catalogable como bueno o malo. Juicio que tiene en cuenta no sólo la reflexión racional, sino que tiene como base los contenidos de la Revelación y de la Fe, aspecto que la diferencia de la ética filosófica y la constituye en una disciplina de la teología.

Juan Pablo II presenta la definición eclesial de la teología moral: … “es una reflexión que concierne a la “moralidad”, o sea, al bien y al mal de los actos humanos y de las persona que los realiza, y en este sentido está abierta a todos los hombres; pero es también teología, en cuanto reconoce el principio y el fin del comportamiento moral en Aquel que “solo es bueno” y que, dándose al hombre en Cristo, le ofrece la bienaventuranza de la vida divina”. 9

La moral considera sólo la ordenación al bien o fin último (Dios), tanto en lo individual como en lo social; y no la ordenación a otros fines intermedios (de éstos sólo se ocupa en su proporción al fin último). La moral social y la Doctrina social de la Iglesia, no tiene competencia para dar las reglas propias de otros órdenes: normas de carácter directamente político, sociológico, económico, técnico, industrial, etc. Las normas que intermedian la doctrina moral para la acción social sólo pueden y deben considerarse si salvaguardan o no, mejor o peor, la necesaria ordenación última a Dios, fin último del hombre y de la sociedad, y origen de toda obligación moral; sin embargo, deben desarrollarse con autonomía relativa, guardando a su vez la relación con la moral social 10; no pueden instituirse en desacuerdo con la norma moral y deben tener en cuenta el bien común de la sociedad, pues, el bien común es mejor que el bien de uno.
Así se comprende que, un concepto fundamental de la moral social como el de la caridad, al ser promovido fortalezca la vida social, pues la caridad supera a la justicia y la completa. 12 Teniendo en cuenta la afirmación de Juan Pablo II de que «La teología moral debe recurrir a una visión filosófica correcta sea de la naturaleza humana y de la sociedad, sea de los principios generales de la decisión ética» 13 , y considerando la discusión sobre la ética, recién mencionada en Escuelas de pensamiento en la teología moral contemporánea, (nota 7), pasamos a reflexionar sobre la ética.

Ética
La ética es el conjunto de normas que tienen un origen interno (conciencia) en la razón de un sujeto, que pueden coincidir o no con la moral recibida, pero su característica mayor es su carácter interno, personal, autónomo y fundante.
La elaboración racional de estas normas constituye la ética como disciplina filosófica.
Pues, Dios, el legislador Supremo, el Logos creador que significa tanto razón como palabra, una razón que es creadora y capaz de comunicarse, pero, como razón 14 , puede ser básicamente conocido por la razón natural. Aunque ni Él, ni su ley, puede ser lo suficientemente conocidos sin una revelación de su parte.

Ética social
Que también la ética (que es comprendida por la moral) debe referirse a la sociedad, nos lo dice el Concilio Vaticano II cuando afirma que hay que superar la ética individualista.
“La profunda y rápida transformación de la vida exige con suma urgencia que no haya nadie que, por despreocupación frente a la realidad o por pura inercia, se conforme con una ética meramente individualista. El deber de justicia y caridad se cumple cada vez más contribuyendo cada uno al bien común según la propia capacidad y la necesidad ajena, promoviendo y ayudando a las instituciones, así públicas como privadas, que sirven para mejorar las condiciones de vida del hombre. Hay quienes profesan amplias y generosas opiniones, pero en realidad viven siempre como si nunca tuvieran cuidado alguno de las necesidades sociales. No sólo esto; en varios países son muchos los que menosprecian las leyes y las normas sociales. No pocos, con diversos subterfugios y fraudes, no tienen reparo en soslayar los impuestos justos u otros deberes para con la sociedad. Algunos subestiman ciertas normas de la vida social; por ejemplo, las referentes a la higiene o las normas de la circulación, sin preocuparse de que su descuido pone en peligro la vida propia y la vida del prójimo.
La aceptación de las relaciones sociales y su observancia deben ser consideradas por todos como uno de los principales deberes del hombre contemporáneo. Porque cuanto más se unifica el mundo, tanto más los deberes del hombre rebasan los límites de los grupos particulares y se extiende poco a poco al universo entero. Ello es imposible si los individuos y los grupos sociales no cultivan en sí mismo y difunden en la sociedad las virtudes morales y sociales, de forma que se conviertan verdaderamente en hombres nuevos y en creadores de una nueva humanidad con el auxilio necesario de la divina gracia.”15


Filosofía y doctrina social de la Iglesia
La filosofía del humanismo integral (que incluye la ética) ha pasado a formar parte plena de la Doctrina Social de la Iglesia a partir del hecho, ciertamente inusitado, de que Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio nº 42 (1967), citando como ejemplo precisamente el libro Humanismo Integral, haya declarado: “Tal es el verdadero y pleno humanismo que se ha de promover”.16 Por su parte, Juan Pablo II no solamente ha ratificado esa declaración en su encíclica
Sollicitudo Rei Sociales (1987), conmemorativa de los veinte años de la Populorum Progressio, sino que ha convertido el concepto ‘humanismo integral’ en parte sustancial de su preocupación por la cuestión cultural de nuestros tiempos, tema central de su Pontificado. Juan Pablo II ha continuado los esfuerzos de Maritain para establecer las bases intelectuales de una teoría personalista de la democracia y de un “humanismo integral”.
Es esta filosofía abierta a la trascendencia la que contiene y ofrece a los cristianos y a toda persona de buena voluntad los criterios para la acción.

El paso de la doctrina al establecimiento de objetivos de la acción (Ideología)
El término ideología produce en muchos un rechazo Por eso queremos referirnos a su concepto y no a su término.
Aceptados los principios doctrinarios (teológicos o filosóficos) es menester aplicarlos a una realidad concreta en un momento dado. Ello requiere una disciplina encargada de dar los criterios fundamentales en escala de prioridad, que permitan una opción racional frente a fines múltiples y alternativos, fines que siempre impulsan a los movimiento sociales y políticos (vgr.: ideología. marxista, ideología nacionalista, ideología liberal, ideología comunitaria, etc.).
Toda acción colectiva implica una ideología.
Entre los principios (la doctrina) y las prácticas concretas en la tarea política, se requiere la interpretación guiada por los principios, es decir, la aplicación de la doctrina a una realidad concreta en un momento dado. Dicho de otra manera, los principios doctrinarios deben estar interpelados por la realidad, deben hacerse carne en la historia.
La ideología es la encargada de vincular la doctrina filosófica con la realidad, es la idea de la sociedad que queremos realizar en una situación histórica concreta, fundados en los principios doctrinales permanentes; es la aplicación de los principios a una realidad dada en un tiempo dado. Es la concreción y aterrizaje de los elementos doctrinarios, pues contiene la especificación y la opción por determinados objetivos, con miras a poner en práctica y realizar, en las personas y en la estructura social, los valores y prioridades que se han definido doctrinariamente.
Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del sistema, y un programa. El primero proporciona un punto de vista propio (VER) y particular sobre la realidad desde un determinado ángulo, preconceptos o bases intelectuales, a partir del cual se analiza, se enjuicia y critica (JUZGAR), habitualmente comparándolo con un sistema alternativo. El segundo (ACTUAR) tiene como objetivo de acercar en lo posible el sistema real existente al sistema propuesto por la doctrina.
Es en este plano que debemos interrogarnos acerca de qué sociedad concreta, de acuerdo a nuestros patrones morales hoy, queremos construir para el mañana, es el paso de la doctrina social al establecimiento de objetivos de la acción (Ideología).
Los grandes principios doctrinarios están presentes en los hechos más cotidianos, pero no se confunden con ellos.

El Papa en la Octogesima adveniens reflexiona sobre la sociedad post-industrial con todos sus complejos problemas, poniendo de relieve la insuficiencia de las ideologías para responder a estos desafíos: la urbanización, la condición juvenil, la situación de la mujer, la desocupación, las discriminaciones, la emigración, el incremento demográfico, el influjo de los medios de comunicación social, el medio ambiente.
El Papa al hablar de las ideologías 17 alude a las ideologías revolucionarias, cerradas, dictatoriales, impositivas, a la ideología marxista basada en el materialismo histórico y en la negación de toda trascendencia, a la ideología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, a la ideología positivista, a las ideologías que proponen ciertos caminos para la liberación de hombres y mujeres desembocando finalmente en una auténtica esclavitud, se refiere a las ideologías incompatibles con la fe, a la ideología que pretende dar una visión total y autónoma de la persona humana.
Y sintetiza lo dicho anteriormente agregando: Hoy día, por otra parte, se nota mejor la debilidad de las ideologías a través de los sistemas concretos en que tratan de realizarse. Socialismo burocrático, capitalismo tecnocrático, democracia autoritaria, manifiestan la dificultad de resolver el gran problema humano de vivir todos juntos en la justicia y en la igualdad. 18

El Papa se refiere a las ideologías erróneas y no a una ideología abierta a la trascendencia, a una ideología accesible a Dios.

El Compendio explica, en los números siguientes, que la doctrina social no es una ideología, sino que es de naturaleza teológica, y específicamente teológico-moral.
Haciendo una revisión del Compendio se menciona directa o indirectamente la palabra ideología 14 veces (en los nº 48-72-73-74-75-85-100-390-416-417-433-462-y en la nota 297) en ninguna mención se define explícitamente lo que se entiende por ideología.19
Hay una sola referencia a un concepto análogo al de ideología, que podría ser el de la teología pastoral 20 , cuando sin mencionar el término, se habla del estatuto epistemológico de la doctrina social:
La doctrina social, por tanto, es de naturaleza teológica, y específicamente teológico-moral, ya que « se trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas « Se sitúa en el cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias, operadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles forma y aplicación en la historia ».104 La doctrina social refleja, de hecho, los tres niveles de la enseñanza teológico-moral: el nivel fundante de las motivaciones; el nivel directivo de las normas de la vida social; el nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares. Estos tres niveles definen implícitamente también el método propio y la estructura epistemológica específica de la doctrina social de la Iglesia » 21 .(Las negritas y el subrayado son míos).

Se podría afirmar que hay definiciones negativas cuando se dice que la ideología no es aceptable (en los mencionados nº 48-72-73-74-75-85-100-390-416-417-433-462-y en la nota 297):
• cualquier ideología puramente intramundana del progreso son contrarias a la verdad integral de la persona humana y al designio de Dios sobre la historia.
• « no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la teología moral ».
• la doctrina social no depende de las diversas culturas, de las diferentes ideologías, de las distintas opiniones: es una enseñanza constante…
• poniendo de relieve la insuficiencia de las ideologías para responder a estos desafíos
• a causa del influjo ejercido por las ideologías individualistas y colectivistas
• a causa de la ideología, del deseo de ganancia y de control político, de las rivalidades y conflictos entre grupos, y otros males sociales
• se ve obstaculizada por ideologías materialistas y nacionalistas que niegan los valores propios de la persona considerada integralmente
• no deriva de la investigación científica y tecnológica, sino de una ideología cientificista y tecnócrata que tiende a condicionarla
• No puede olvidarse que las ideologías del contrato social se sustentan sobre una antropología falsa.

Teniendo en cuenta la afirmación de que hay un nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares. 22 Este nivel, nos parece, coincide, con nuestro concepto de teología pastoral cuando de ella se dice que, debe conjugar una perspectiva eclesiológica con una perspectiva que quiere incluir el actuar del hombre como tal, su situación en el mundo, su dimensión sociopolítica, etc. 23
Pensamos que la teología pastoral es análoga con la ideología.

Desde una perspectiva que sí dice relación a la ideología, según nuestra manera de entenderla, Pablo VI en Octogesima adveniens, nos dice: Por lo demás, en la medida en que estos movimientos van de acuerdo con l«No se pueden identificar, escribe, las teorías filosóficas falsas sobre la naturaleza, el origen y la finalidad del mundo y del hombre con los movimientos históricos fundados en una finalidad económica, social, cultural o política aunque estos últimos deban su origen y se inspiren todavía en esas teorías. Las doctrinas, una vez fijadas y formuladas, no cambian más, mientras que los movimientos que tienen por objeto condiciones concretas y mudables de la vida, no pueden menos de ser ampliamente influenciados por esta evolución. Por lo demás, en la medida que estos movimientos van de acuerdo con los sanos principios de la razón y responden a las justas aspiraciones de la persona humana, ¿quién rehusaría reconocer en ellos elementos positivos y dignos de aprobación?» 24 (La negrita y el subrayado son nuestros)
Y agrega: La acción política ―¿es necesario subrayar que se trata aquí ante todo de una acción y no de una ideología?― debe estar apoyada en un proyecto de sociedad coherente en sus medios concretos y en su aspiración, que se alimenta de una concepción plenaria de la vocación del ser humano y de sus diferentes expresiones sociales. 25 (La negrita y el subrayado son nuestros).

Si bien se afirma que es necesario subrayar que se trata aquí ante todo de una acción, de un movimiento y no de una ideología, hay que tener en cuenta a que se refiere el Papa cuando habla de ideología; el Papa se refiere a las ideologías erróneas y no a una ideología abierta a la trascendencia, a una ideología accesible a Dios como lo anotábamos en líneas anteriores (Véase al respecto notas 17 y 18).
Téngase en cuenta que si un movimiento, una acción colectiva es apoyada en un proyecto de sociedad coherente en sus medios concretos y en su aspiración, ese apoyo es una ideología de acuerdo a nuestra definición de ideología.Y el Papa se pregunta: ¿quién rehusaría reconocer en ellos elementos positivos y dignos de aprobación?... 26 .

Repitamos, entre los principios (la doctrina) y las prácticas concretas en la tarea política, se eleva el plano ideológico, esto es, la interpretación guiada por los principios, es decir, la aplicación de la doctrina a una realidad concreta en un momento dado. Dicho de otra manera, los principios doctrinarios deben estar interpelados por la realidad, deben hacerse carne en la historia…La ideología es la encargada de vincular la doctrina con la realidad…es la idea de la sociedad que queremos realizar en una situación histórica concreta, fundados en los principios doctrinales permanentes.

Señalemos, además, que a partir de las expresiones negativas, arriba mencionadas 27 , se podría decir que la ideología es aceptable si está abierta a la trascendencia, sino se confunde con la teología moral y que debe diferenciarse de la doctrina que es constante, permanente y que una ideología no puede responder a los desafíos sin la doctrina, asimismo que no debe ser individualista, ni colectivista, materialista ni nacionalista, cientificista y tecnócrata ni sustentada sobre el contrato social.

Debemos aceptar que la doctrina (teológica o filosófica) es distinta respectivamente, de la pastoral o de la ideología, pero debemos reconocer que es necesaria la especificación y la opción por determinados objetivos (teología pastoral o ideología), con miras a poner en práctica y realizar socialmente los valores y prioridades que se han definido doctrinariamente.

Nuestro paso de la doctrina al establecimiento de objetivos de la acción (teología pastoral o ideología), siguiendo la doctrina de la Iglesia, es construir una sociedad personalista y comunitaria mediante un proceso de desarrollo humano integral.28

El principal contrareferente en materia ideológica contemporánea a dicho proyecto, creemos es el individualismo, asociado al concepto de capitalismo radical, a su vez asociado al concepto de sociedad y economía pura de mercado. La ideología derivada del Humanismo integral, siguiendo la doctrina social de la Iglesia propone una ruptura frontal con el capitalismo 29 y supone también el rechazo a las experiencias que, inspiradas en el marxismo leninismo 30 , acabaron por derrumbarse en Europa del Este, pero que todavía permanecen, por lo menos en parte, vigentes en otras latitudes. Pero además, están presentes otras tendencias ideológicas en el contexto contemporáneo, opuestas a la visión de la doctrina social de la Iglesia, como es el caso del conservadurismo integrista, del materialismo moderno, o del relativismo postmoderno, para citar solo algunas.

Las líneas de acción más eficaces contra estas ideas y comportamientos contemporáneos son las que aceptan y proponen una concepción personalista y comunitaria propugnada por la filosofía del humanismo integral y por la doctrina de la Iglesia y más específicamente de la doctrina social de la Iglesia.

Teología pastoral 31
Encontramos una analogía entre la ideología y la teología pastoral. Los fundamentos son distintos uno sobre la ética y otro sobre la teología moral, pero ambas requieren atender a los “signos de los tiempos”, es decir enfrentarse a la realidad sociocultural del momento.
La atención a los “signos de los tiempos”. El discernimiento, la interpretación a la luz del Evangelio, y la respuesta que piden esos signos, es tarea de la Iglesia y de los creyentes en cuanto son portadores de impulsos del Espíritu Santo que actúa en los contextos históricos y sociales.

La teología pastoral ha de servir a la comunidad cristiana y a quienes en ella tienen la misión de tomar las decisiones prudenciales en orden a la acción, respetando y fomentando la pluralidad de opciones y de iniciativas que caben en el Pueblo de Dios. Por análoga razón, la teología pastoral podrá ayudar al resto de la teología a mantener su referencia vital a cada persona y su destino en Cristo, y a profundizar aún más en las consecuencias de la Revelación, siguiendo la línea de los elementos irrenunciables de la praxis Ecclesiae.32

En su diálogo con las ciencias —especialmente las que tienen que ver con la acción humana la teología pastoral debe mostrar que la acción de las personas sólo puede tener éxito si en la vida se cuenta con Dios. Y viceversa, la teología pastoral se esforzará por mantener a la teología en contacto con las ciencias. Se trata de sostener la comunicación entre el esfuerzo científico y la realidad de Dios. La teología pastoral, en suma, puede interpretarse como disciplina teológica que, al reflexionar sobre la acción de la Iglesia, facilita la reflexión sobre el sentido de la existencia del hombre.

El Magisterio puede y de hecho dictamina “normas” pastorales (en el sentido amplio de invitaciones, consejos, advertencias, etc.), relativas a las decisiones y compromisos de los cristianos.
Es oportuno preguntarse ¿cómo puede saber la Iglesia, qué normas son las adecuadas a una época o a un contexto determinado? La respuesta es la asistencia del Espíritu Santo; asistencia a la Iglesia como institución para garantizar su fidelidad a la doctrina de Cristo, y también asistencia a la vida de la Iglesia en las situaciones históricas en las que ella actúa, y finalmente, asistencia a los cristianos que forman la Iglesia.
Pero estas normas exigen conocimientos que provienen no de la Revelación sino de un gran número de ciencias humanas para los juicios sobre la situación actual. Estos conocimientos siendo hipotéticos corren el riesgo del error y del cambio y conllevan las limitaciones de toda opción hipotética, al tratar de un aspecto y no de otro. Opciones en que el Espíritu puede intervenir impulsando ciertas prioridades y acentos.

La teología pastoral 33 , debe conjugar una perspectiva eclesiológica con una perspectiva que quiere incluir el actuar del hombre como tal, su situación en el mundo, su dimensión sociopolítica, etc., pero la pastoral es una visión teológica y no sociológica de la Iglesia y su misión primero mirar al Señor, a su Evangelio, y luego, sólo luego, mirar al mundo.
No se trata de prescindir de la mirada al mundo, sino que después de mirar a Jesús (pues esa mirada permite convertirnos y reconocer a Dios en todo y a averiguar que nos corresponde en la edificación de la Iglesia y en la transformación del mundo), y después de mirar a Jesús y su Evangelio, como decíamos, configurarla en conexión inmediata con los intereses socioculturales para actuar en consecuencia.
La teología pastoral supone una reflexión crítica sobre las direcciones del pensamiento y de la acción con las que los cristianos practican, poniendo por obra el mensaje evangélico en el aquí y ahora de la sociedad y la cultura. Se trata no sólo de meras adaptaciones de las verdades eternas a lo contingente, sino de la presencia del Evangelio in actu, a través de la Iglesia y en la Iglesia para la salvación del hombre y del mundo, tal como lo mostró Gaudium et spes.

Juan Pablo II nos dice acerca de la teología pastoral o práctica: “Es necesario el estudio de una verdadera y propia disciplina teológica: la teología pastoral o práctica”. Y la describe como sigue: “una reflexión científica sobre la Iglesia en su vida diaria, con la fuerza del Espíritu, a través de la historia; una reflexión sobre la Iglesia como ‘sacramento universal de salvación’ (LG 48), como signo e instrumento vivo de la salvación de Jesucristo en la Palabra, en los Sacramentos y en el servicio de la caridad” 34

La teología pastoral es de suma importancia cuando se trata de “acompañar” a los cristianos a pensar su vida desde su fe vivida (su experiencia cristiana), para sacar todas las consecuencias que están implícitas en el plan salvífico de la Trinidad.

La actividad pastoral de la Iglesia no concierne únicamente a los sacerdotes, de una manera tal que los fieles no tengan más que seguir pasivamente las orientaciones de sus pastores, sino que se refiere a la Iglesia entera, sacerdotes y fieles. Toda la Iglesia es responsable del ministerio pastoral, lo mismo que toda la Iglesia es objeto de la teología pastoral.

Entre la doctrina, entre la Moral, y las prácticas concretas, en la tarea pastoral, se eleva el plano de la teología pastoral, esto es, la interpretación guiada por la doctrina, es decir, la aplicación de la doctrina a una realidad concreta en un momento dado. Dicho de otra manera, los principios doctrinarios deben estar interpelados por la realidad, deben hacerse carne en la historia, de ahí la necesidad de la teología pastoral.

¿Cómo puede actuar el laico cristiano con los que rechazan toda Revelación sobrenatural, con los que rechazan la Iglesia?
El laico cristiano en las tareas evangelizadoras se funda en la razón y también en la Revelación y recurre a la Teología pastoral para su acción.
Dado que el cristiano es un ciudadano que debe responder a las obligaciones temporales: familiares, sociales, políticas, económicas, etc. y convivir con todo tipo de persona y estructuras muchas de las cuales rechazan a la Iglesia y a toda Revelación o la desconocen, como es el caso de las personas o estructuras ateas, agnósticas, laicistas, relativistas el ciudadano cristiano, en esa circunstancias, no puede apelar, por lo menos inicialmente, a la teología pastoral. En ese caso sólo queda recurrir a la razón de los hombres de buena voluntad para buscar el bien común.
La fe tiene necesidad del amplio espacio de la razón, tiene necesidad de apertura, de confesar a Dios creador.
Una gran tarea de la Iglesia es reclamar la razón. Cuando la fe y la razón se dividen, sufren ambas. Una gran tarea de la Iglesia es reclamar la razón.
Es cierto que cuando la fe y la razón se dividen, sufren ambas. La razón pierde sus criterios, se hace inhumana puesto que ya no tiene nada por encima de ella. Entonces, el intelecto limitado del hombre decide por sí solo cómo continuar la creación, decide por sí solo quien tiene el derecho de vivir y quien debe quedar excluido de la mesa de la vida: llegados a este punto se abre el camino del infierno. Pero la fe también puede enfermarse sin una ayuda de la razón.35

Es entonces cuando el cristiano debe acudir a una filosofía de un humanismo integral (abierto a la trascendencia) fundado en la sola razón y aplicarlas a la realidad concreta, es decir, a través de una ideología humanista abierta a la trascendencia y teniendo en cuenta que “En todo caso vale la distinción « entre la acción que los cristianos, aislada o asociadamente, llevan a cabo a título personal, como ciudadanos de acuerdo con su conciencia cristiana, y la acción que realizan, en nombre de la Iglesia, en comunión con sus pastores ». 36

Elaborada la ideología humanista abierta a la trascendencia los cristianos deben proponerla a todos los hombres de buena voluntad, “con vistas a la evangelización de lo social, porque “todos los miembros de la Iglesia son partícipes de su dimensión secular”, 37 y teniendo en cuenta que según la enseñanza conciliar, “quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa, deben ser también objeto de nuestro respeto y amor”. 38
Por ello, dadas las circunstancias de rechazo a la Iglesia y a toda Revelación o su desconocimiento, debemos apelar a la razón de los hombres de buena voluntad, a la ley moral universal, escrita en el corazón del hombre, sea considerada efectiva e inderogable cual viva expresión de la conciencia que la humanidad tiene en común, una « gramática » capaz de orientar el diálogo sobre el futuro del mundo...39 porque no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. 40

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el mundo occidental se sostiene ampliamente que sólo la razón positivista y las formas de la filosofía basadas en ella son universalmente válidas. 41 Nuestro llamado a la razón comporta la apertura del humanismo a la trascendencia, a la ampliación de la racionalidad más allá de lo empírico, a las dimensiones de la verdad y el bien.
Sabemos que “Hace falta valentía para comprometer toda la amplitud de la razón y no la negación de su grandeza” 42

Busquemos ese diálogo racional ampliado y podremos “lograr ese diálogo genuino de culturas y religiones que necesitamos con urgencia hoy.” 43

NOTAS
1 Ataliva Amengual
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2 Juan Pablo II Constitución Apostólica FIDEI DEPOSITUM. Nº 4.

3 JUAN XXIII, Discurso del 11 de octubre de 1962: «… el Concilio… quiere transmitir pura e íntegra la doctrina católica, sin atenuaciones o alteraciones… Sin embargo, en las circunstancias actuales, es nuestro deber que la doctrina cristiana sea por todos acogida en su totalidad, con renovada, serena y tranquila adhesión…; es necesario que el espíritu cristiano, católico y apostólico del mundo entero dé un paso adelante, que la misma doctrina sea conocida de modo más amplio y profundo…; esta doctrina cierta e inmutable, a la cual se le debe un fiel obsequio, tiene que ser explorada y expuesta en el modo que lo exige nuestra época. Una cosa es la sustancia del "depositum fìdei", es decir, de las verdades que contiene nuestra venerada doctrina, y otra la manera como se expresa, siempre, sin embargo, con el mismo sentido y significado»: AAS 54 [1962] 791; 792.

4 PABLO VI, Discurso del 29 de septiembre de 1963: AAS 55 [1963] 791; 792.

5 PABLO VI, Discurso del 21 de noviembre de 1964: AAS 56 [1964] 847-851.

6 Congregación para la Doctrina de la Fe, Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia. 29 de junio de 2007

7 Compendio de la doctrina social de la Iglesia nº 85
8 Tenemos en cuenta la discusión existente sobre la teología moral como puede reconocerse sintéticamente en: Escuelas de pensamiento en la teología moral contemporánea. P. Michael F. Hull, New York Escuelas de pensamiento en la teología moral contemporánea. P. Michael F. Hull, New York . http://www.mercaba.org/TEOLOGIA/T%20MORAL/Escuelas%20de%20pensamiento%20en%20la%20teolog%C3%ADa%20moral%20contempor%C3%A1nea.doc) y la que existió ver en la Enciclopedia Católica Enciclopedia católica. La moral. http://ec.aciprensa.com/t/teologiamoral.htm; así como los problemas que encaró Bernard Häring consultar Berhard Haring. Nuevos Objetivos Para Una Teología Moral. http://www.scribd.com/doc/8126708/Nuevos-Objetivos-Para-Una-TeologIa-Moral- sobre la importancia de la conciencia personal en los problemas éticos, el papel del magisterio en el tema moral, la pluralidad cultural en la Iglesia respecto a la verdad ética, entre otros como consta en Josef Römelt La teología moral a debate. (Especialmente: Proceso de diferenciación intraeclesial de la reflexión ética) http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol38/149/149_romelt.pdf Considerando la discusión existente y no siendo teólogo, con profundo respeto, me atrevo a expresarme sobre la teología moral, sin por eso abandonar el esfuerzo por una apreciación mayor de la razón recta, por una comprensión más profunda de la ley natural y una articulación más clara de los absolutos morales.
9 “Veritatis splendor”, Juan Pablo II, Roma 1993. Núm. 110

10 Gaudium et spes, 36 y 37

11 S. Tomás, Sum. Th. 2-2 q. 47 a. 10.

12 Benedicto XVI, Caritas in veritate, nº 6

13 Juan Pablo II. Fides et ratio n° 68

14 Benedicto XVI, Discurso en Ratisbona, 12 septiembre 2006

15 Gaudium et spes, nº 30

16 Nótese como en todos los casos, la doctrina, la ideología deben estar en permanente diálogo y referencia. En su momento Maritain contribuyó a reconciliar la tradición cristiana presente en el pensamiento aristotélico-tomista con los valores modernos de los derechos humanos y la democracia, siendo una de sus expresiones más notables el surgimiento de los partidos de inspiración demócrata cristiana.

17 Pablo VI, OCTOGESIMA ADVIENENS, números 26 a 39, que tratan precisamente de las ideologías erróneas.
18 Octogesima Adveniens, nº 37.
Para entender correctamente el pensamiento de la Iglesia recordamo que: Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa","Centesimus annus, nº 42

19 En el nº 48 se dice: cualquier ideología puramente intramundana del progreso son contrarias a la verdad integral de la persona humana y al designio de Dios sobre la historia. Por lo tanto una ideología trascendente que acepta la verdad integral de la persona humana y al designio de Dios sobre la historia no sería contraria a la verdad integral de la persona humana y al designio de Dios sobre la historia.
En el nº 72 se afirma: la doctrina social de la Iglesia « no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la teología moral ». Se afirma respecto a la doctrina no a la ideología.
En el 73 La doctrina social, por tanto, es de naturaleza teológica, y específicamente teológico-moral, ya que « se trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas ».103 « Se sitúa en el cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias, operadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles forma y aplicación en la historia ».104 La doctrina social refleja, de hecho, los tres niveles de la enseñanza teológico-moral: el nivel fundante de las motivaciones; el nivel directivo de las normas de la vida social; el nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares. Estos tres niveles definen implícitamente también el método propio y la estructura epistemológica específica de la doctrina social de la Iglesia.
74 La doctrina social halla su fundamento esencial en la Revelación bíblica y en la Tradición de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo alto, obtiene la inspiración y la luz para comprender, juzgar y orientar la experiencia humana y la historia. En primer lugar y por encima de todo está el proyecto de Dios sobre la creación y, en particular, sobre la vida y el destino del hombre, llamado a la comunión trinitaria.
La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica, interacciona eficazmente con la razón. La inteligencia de la fe, en particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece. También la doctrina social, en cuanto saber aplicado a la contingencia y a la historicidad de la praxis, conjuga a la vez « fides et ratio » 105 y es expresión elocuente de su fecunda relación.
75 La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas de la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el proyecto divino expresado por la creación,106 es decir, la verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas.107
La centralidad del misterio de Cristo, por tanto, no debilita ni excluye el papel de la razón y por lo mismo no priva a la doctrina social de la Iglesia de plausibilidad racional y, por tanto, de su destinación universal. Ya que el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por la fe, que —precisamente porque es tal— expresa una mayor capacidad de entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos.
En el nº 85 se declara Orientada por la luz perenne del Evangelio y constantemente atenta a la evolución de la sociedad, la doctrina social de la Iglesia se caracteriza por la continuidad y por la renovación.133
Esta doctrina manifiesta ante todo la continuidad de una enseñanza que se fundamenta en los valores universales que derivan de la Revelación y de la naturaleza humana. Por tal motivo, la doctrina social no depende de las diversas culturas, de las diferentes ideologías, de las distintas opiniones: es una enseñanza constante, que « se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus “principios de reflexión”, en sus fundamentales “directrices de acción”, sobre todo, en su unión vital con el Evangelio del Señor ».134 En este núcleo portante y permanente, la doctrina social de la Iglesia recorre la historia sin sufrir sus condicionamientos, ni correr el riesgo de la disolución.
En el nº100 se señala A comienzos de los años Setenta, en un clima turbulento de contestación fuertemente ideológica, Pablo VI retoma la enseñanza social de León XIII y la actualiza, con ocasión del octogésimo aniversario de la « Rerum novarum », en la Carta apostólica « Octogesima adveniens ».186 El Papa reflexiona sobre la sociedad post-industrial con todos sus complejos problemas, poniendo de relieve la insuficiencia de las ideologías para responder a estos desafíos: la urbanización, la condición juvenil, la situación de la mujer, la desocupación, las discriminaciones, la emigración, el incremento demográfico, el influjo de los medios de comunicación social, el medio ambiente.
126 La fe cristiana, que invita a buscar en todas partes cuanto haya de bueno y digno del hombre (cf. 1 Ts 5,21), « es muy superior a estas ideologías y queda situada a veces en posición totalmente contraria a ellas, en la medida en que reconoce a Dios, trascendente y creador, que interpela, a través de todos los niveles de lo creado, al hombre como libertad responsable ».236
En el nº 390 se establece que: El significado profundo de la convivencia civil y política no surge inmediatamente del elenco de los derechos y deberes de la persona. Esta convivencia adquiere todo su significado si está basada en la amistad civil y en la fraternidad.790 El campo del derecho, en efecto, es el de la tutela del interés y el respeto exterior, el de la protección de los bienes materiales y su distribución según reglas establecidas. El campo de la amistad, por el contrario, es el del desinterés, el desapego de los bienes materiales, la donación, la disponibilidad interior a las exigencias del otro.791 La amistad civil,792 así entendida, es la actuación más auténtica del principio de fraternidad, que es inseparable de los de libertad y de igualdad.793 Se trata de un principio que se ha quedado en gran parte sin practicar en las sociedades políticas modernas y contemporáneas, sobre todo a causa del influjo ejercido por las ideologías individualistas y colectivistas.
En el nº 416 se observa que: En el mundo de los medios de comunicación social las dificultades intrínsecas de la comunicación frecuentemente se agigantan a causa de la ideología, del deseo de ganancia y de control político, de las rivalidades y conflictos entre grupos, y otros males sociales. Los valores y principios morales valen también para el sector de las comunicaciones sociales: « La dimensión ética no sólo atañe al contenido de la comunicación (el mensaje) y al proceso de comunicación (cómo se realiza la comunicación), sino también a cuestiones fundamentales, estructurales y sistemáticas, que a menudo incluyen múltiples asuntos de política acerca de la distribución de tecnología y productos de alta calidad (¿quién será rico y quién pobre en información?) ».850
417 La comunidad política se constituye para servir a la sociedad civil, de la cual deriva. La Iglesia ha contribuido a establecer la distinción entre comunidad política y sociedad civil, sobre todo con su visión del hombre, entendido como ser autónomo, relacional, abierto a la Trascendencia: esta visión contrasta tanto con las ideologías políticas de carácter individualista, cuanto con las totalitarias que tienden a absorber la sociedad civil en la esfera del Estado. El empeño de la Iglesia en favor del pluralismo social se propone conseguir una realización más adecuada del bien común y de la misma democracia, según los principios de la solidaridad, la subsidiaridad y la justicia.
En el nº 433 se escribe: La centralidad de la persona humana y la natural tendencia de las personas y de los pueblos a estrechar relaciones entre sí, son los elementos fundamentales para construir una verdadera Comunidad Internacional, cuya organización debe orientarse al efectivo bien común universal.880 A pesar de que esté ampliamente difundida la aspiración hacia una auténtica comunidad internacional, la unidad de la familia humana no encuentra todavía realización, puesto que se ve obstaculizada por ideologías materialistas y nacionalistas que niegan los valores propios de la persona considerada integralmente, en todas sus dimensiones, material y espiritual, individual y comunitaria. En particular, es moralmente inaceptable cualquier teoría o comportamiento inspirados en el racismo y en la discriminación racial.881
En el nº 462 se subraya que: La naturaleza aparece como un instrumento en las manos del hombre, una realidad que él debe manipular constantemente, especialmente mediante la tecnología. A partir del presupuesto, que se ha revelado errado, de que existe una cantidad ilimitada de energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden ser fácilmente absorbidos, se ha difundido y prevalece una concepción reductiva que entiende el mundo natural en clave mecanicista y el desarrollo en clave consumista. El primado atribuido al hacer y al tener más que al ser, es causa de graves formas de alienación humana.972
Una actitud semejante no deriva de la investigación científica y tecnológica, sino de una ideología cientificista y tecnócrata que tiende a condicionarla. La ciencia y la técnica, con su progreso, no eliminan la necesidad de trascendencia y no son de por sí causa de la secularización exasperada que conduce al nihilismo; mientras avanzan en su camino, plantean cuestiones acerca de su sentido y hacen crecer la necesidad de respetar la dimensión trascendente de la persona humana y de la misma creación.
En la Nota 297 se advierte que: La natural sociabilidad del hombre hace descubrir también que el origen de la sociedad no se halla en un « contrato » o « pacto » convencional, sino en la misma naturaleza humana. De ella deriva la posibilidad de realizar libremente diversos pactos de asociación. No puede olvidarse que las ideologías del contrato social se sustentan sobre una antropología falsa; consecuentemente, sus resultados no pueden ser —de hecho no lo han sido— ventajosos para la sociedad y las personas. El Magisterio ha tachado tales opiniones como abiertamente absurdas y sumamente funestas. cf. León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum: Acta Leonis XIII, 8 (1889) 226-227.

20 Véase más abajo el capítulo sobre la teología pastoral.

21 Compendio 73

22 Ibid.
23 Ramiro Pelletero. Evolución del concepto de "Teología Pastoral", martes, 13 de marzo de 2007. http://www.almudi.org/tabid/36/ctl/Detail/mid/386/aid/588/paid/0/Default.aspx

24 Pablo VI. Octogesima adveniens, nº 30

25 Ibid. 25

26 Pablo VI. Octogesima adveniens, nº 30

27 Se podría afirmar que hay definiciones negativas cuando se dice que la ideología no es aceptable (en los mencionados nº 48-72-73-74-75-85-100-390-416-417-433-462-y en la nota 297).

28 Compendio 392. El objetivo que los creyentes deben proponerse es la realización de relaciones comunitarias entre las personas. La visión cristiana de la sociedad política otorga la máxima importancia al valor de la comunidad, ya sea como modelo organizativo de la convivencia, ya sea como estilo de vida cotidiana.
El enfatizar la naturaleza social del hombre, como consecuencia de la concepción de la persona, ente eminentemente dialogal, nos conduce a la comunidad.

29 Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa","Centesimus annus, nº 42

30 El marxismo leninismo que encuentra su máxima expresión en el materialismo, ya sea en su forma teórica -como sistema de pensamiento-ya sea en su forma práctica -como método de lectura y de valoración de los hechos- y además como programa de conducta correspondiente. El sistema que ha dado el máximo desarrollo y ha llevado a sus extremas consecuencias prácticas esta forma de pensamiento, de ideología y de praxis, es el materialismo dialéctico e histórico, reconocido hoy como núcleo vital marxismo. Juan Pablo II. Dominum et vivificantem, nº 56

31 Sin lugar a dudas hay una discusión entre los teólogos acerca de la Teología pastoral. Un síntesis que me pareció adecuada es la que se puede encontrar en: Evolución del concepto de "Teología Pastoral".Martes, 13 de marzo de 2007.Ramiro Pellitero. Iinerario y estatuto de una Teología de la acción social. Cfr. "Scripta Theologica" 32 (2000/2) 433-470.http://www.almudi.org/tabid/36/ctl/Detail/mid/386/aid/588/paid/24/Default.aspx

32 La praxis ecclesiae es una praxis repetitiva que ha llegado a hacerse ley tácita para después verse refrendada en la normativa oficial.
33 Ramiro Pelletero. Evolución del concepto de "Teología Pastoral", martes, 13 de marzo de 2007. http://www.almudi.org/tabid/36/ctl/Detail/mid/386/aid/588/paid/0/Default.aspx

34 Juan Pablo II, Pastores dabo vobis, nº 57

35 Joseph Ratzinger, "Testigos de la luz de Dios", La Razón, 23.IV.01
23.IV.01.IV.01
36 Compendio nº 550

37 Ibid. nº 10

38 Gaudium et spes, nº 28

39 Compendio nº 436

40 Benedicto XVI, Discurso en Ratisbona, 12 septiembre 2006

41 Ibid.

42 Ibid.

43 Ibid.