FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD

FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD
Ataliva Amengual

Abstract de FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD
Para fundamentar la fraternidad y la solidaridad, en este documento, se expresa que Dios es Amor y Padre y por consecuencia nosotros hermanos. Dios espera que todos sus hijos hagan su voluntad; y se plantea que esta voluntad “se puede alcanzar sólo si los santos (hombres y mujeres en búsqueda permanente de la santidad) ponen manos a la obra”, ayudados “por la cruz en el corazón” (o sufrimiento redentor). Lo anterior, con fundamento en las ideas de Maritain.
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En nuestro medio se habla mucho de la libertad y la igualdad, pero se habla menos de la fraternidad y la solidaridad.
"Junto con la difusión del individualismo, se nota un decaimiento creciente de la solidaridad interpersonal: mientras las instituciones asistenciales realizan un trabajo benemérito, se observa una falta de sentido de solidaridad, de manera que muchas personas, aunque no carezcan de las cosas materiales necesarias, se sienten más solas, abandonadas a su suerte, sin lazos de apoyo afectivo". 1
Ha de tenerse en cuenta que el ser humano no vive aislado sino que forma parte de una comunidad, donde todos necesitamos de otros para tener bienestar.
La solidaridad es la fraternidad que impulsa al individuo a buscar el bien de todos.
La igualdad en la dignidad y las diferencias entre los hombres reclaman la fraternidad, el servicio, la solidaridad humana.
Creemos que si queremos llegar a niveles de existencia y calidad de vida que merezcan llamarse humanos además de la libertad y la igualdad debemos preocuparnos por la fraternidad o solidaridad.
La solidaridad es el estilo y el medio para la realización de una política que quiera mirar al verdadero desarrollo humano. 2

Si queremos llegar a niveles de existencia y calidad de vida que merezcan llamarse humanos, pienso que a la libertad de los mercados regulada por la justicia del Estado, hay que agregar la "solidaridad", entendida como actitud moral y social de aceptación de la interdependencia entre los hombres y entre las naciones, que nos lleve a empeñarnos todos en la búsqueda del bien común. Bien común que es, a la vez, el bien de todos y el de cada uno y supone el reconocimiento de la dignidad de todas las personas como miembros de la familia humana y de las múltiples comunidades a que naturalmente pertenecemos. De lo cual fluye, como obvia consecuencia, la necesidad de superar el individualismo mediante la organización comunitaria en que los seres humanos se concierten para ayudarse recíprocamente, defender sus derechos y buscar el bien común.3
El bien común abarca tres elementos esenciales: el respeto y la promoción de los derechos fundamentales de la persona, la prosperidad o el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la sociedad, y la paz y la seguridad del grupo y de sus miembros.
Al parecer ser queSi fue el cristianismo el que aplicó el término latino solidaritas, que significa 'realidad homogénea, unida y compacta'. La palabra solidaridad nos remite a la igualdad de todas las personas.
El uso más común de la palabra solidaridad es reclamar a las organizaciones que hagan suyas la reivindicación y la lucha social de otros.
Muchas veces se ha tratado de separar la solidaridad social de la fraternidad y como consecuencia se ha caído en el colectivismo que anula la persona.
No es de extrañar por tanto que a algunos les resultara extraño, cuando adquirió notoriedad el único sindicato fuerte de cariz católico en un país de régimen marxista –o sea, la situación inversa a la occidental-, éste adoptara el nombre de "Solidaridad" (el polaco Solidarnösc). Su existencia sirvió para replantear el sentido del término, y en cierto modo también para ayudar a comprender el uso que empezaba a hacer del mismo Juan Pablo II en sus escritos.4
En uno de esos escritos el Papa nos dice:
El ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es válido sólo cuando sus miembros se reconocen unos a otros como personas.5
La solidaridad se apoya en la igualdad de naturaleza, en la necesidad de apoyo, en la mayor eficacia y también en la fraternidad humana, en la común dignidad de hijos de Dios.
Al respecto nos dice Juan Pablo II: no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuestos al sacrificio, incluso extremo: « dar la vida por los hermanos » (cf. 1 Jn 3, 16).6
La solidaridad. "no es, pues –afirma Juan Pablo II en la encíclica Sollicitudo rei socialis- un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos". "Ante todo se trata de la interdependencia, percibida como sistema determinante de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos económico, cultural, político y religioso, y sumida como categoría moral. Cuando la interdependencia es reconocida así, su correspondiente respuesta, como actitud moral y social, y como "virtud", es la solidaridad".7
La solidaridad o caridad social expresa una idea de unidad, cohesión, colaboración. Se encuentra muy ligada al amor. Trataremos de reflexionar sobre los fundamento de la fraternidad y la solidaridad. Para ello iremos a la doctrina fundamental del cristianismo que nos enseña que todos somos hermanos por ser hijos de un mismo Dios que es amor.

Dios es Amor
La Trinidad es la revelación de Dios como amor.
« Ves la Trinidad si ves el amor », escribió San Agustín. 8
Los cristianos creen que Dios es trino porque creen que Dios es amor! Es la revelación de Dios como amor, hecha por Jesús la que ha obligado a admitir la Trinidad. No es una invención humana. Nos dice San Juan « Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » 9 En todo amor hay siempre tres realidades o sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une.
Y he aquí la respuesta de la revelación cristiana. Dios es amor en sí mismo, antes del tiempo, porque desde siempre tiene en sí mismo un Hijo, el Verbo, a quien ama con un amor infinito, esto es, en el Espíritu Santo.
Teológicamente empleamos el término «naturaleza» o «sustancia» para indicar en Dios la unidad, y el término «persona» para indicar la distinción. Por esto decimos que nuestro Dios es un Dios único en tres personas.
De este modo, la Trinidad se transforma en el modelo de toda comunidad humana
Nos manifiesta cómo el amor crea la unidad en la diversidad: unidad de intenciones, de pensamiento, de voluntad, diversidad de sujetos.
El amor de Dios fundamenta la unidad, la unidad que nos predicó Jesús antes de morir cuando oró: "Para que todos sean una cosa, así como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me has dado, para que sean una cosa, así como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos y tú en mí". 10Nos enseñó la unión, el amor entre hermanos, la común unión, la comunión.
"que todos estén reunidos en la unidad" 11
El amor es la unidad, no la separación.

Dios es Padre
En el Padrenuestro Mt 6: 9-13 la oración que nos enseñó Jesús está la afirmación de que Dios es Padre
«A las demás criaturas enseña Santo Tomás de Aquino les dio como donecillos; a nosotros, la herencia. Esto, por ser hijos; al ser hijos, también herederos. "No habéis recibido un espíritu de esclavitud, para caer de nuevo en el temor, sino un espíritu de hijos, que nos hace gritar ¡Abba!, ¡Padre! (Ef 3, 15)». 12
Él nos reveló al Padre. "He revelado tu Nombre a los que me diste"13, pues "nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar" 14
El Padrenuestro nos descubre quiénes somos nosotros: hijos de Dios
Decir "Padre nuestro" es un compromiso a salir de nuestro individualismo y abrirnos a nuestros hermanos.

Fraternidad y solidaridad
Una consecuencia del amor es la fraternidad que es el don que Jesús ha traído a la humanidad, una fraternidad universal de los hijos de Dios Padre. Al revelarnos la paternidad de Dios nos hizo descubrir hermanos.
"Lo que hicisteis a uno de éstos, mis hermanos pequeños, conmigo lo hicisteis" 15
Jesús nos predicó el amor fraternal, nos lo dice Benedicto XVI en su carta sobre la caridad
« Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna » (cf. 3, 16). La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. En efecto, el israelita creyente reza cada día con las palabras del Libro del Deuteronomio que, como bien sabe, compendian el núcleo de su existencia:
« Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas » (6, 4-5). Jesús, haciendo de ambos un único precepto, ha unido este mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo, contenido en el Libro del Levítico: « Amarás a tu prójimo como a ti mismo » (19, 18; cf. Mc 12, 29- 31). Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un « mandamiento », sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.16
Y Santo Tomás nos enseña que "La amistad es un amor recíproco que realiza la unión de dos voluntades, y por ello la de los sujetos" 17
Ese amor recíproco genera que genera la unidad tiene como consecuencia la comunión, una comunidad.
Requerimos de una espiritualidad de la unidad que presupone ver a Dios por lo que es: AMOR. No se puede tener una visión de la humanidad como una fraternidad universal, ni tampoco fundamentar los derechos del hombre, sin tener conciencia de la paternidad de Dios Amor. De un Dios Padre que se preocupa de cada uno de nosotros cuando nos dice: "¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Y, sin embargo, ni uno de ellos está en olvido ante Dios. Y aun hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, vosotros valéis más que muchos pájaros." 18
Esta afirmación nos ilumina respecto al progreso de la sociedad la cual no queda únicamente en manos del ser humano, sino que es Él quien se ocupa.
Por amor se sigue que al ser hijos debemos responder al proyecto de amor del Padre, es decir hacer Su voluntad. Y para ello debemos estar enraizados en Cristo, como Él nos lo enseña:
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí" 19Si estamos unidos a Cristo debemos amar:
«Un mandamiento nuevo os doy, les dice: que os améis unos a otros como yo os he amado» 20«Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros»21 «El mandamiento de Dios es que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos mutuamente» 22« El que se une al Señor, es un espíritu con él », dice san Pablo 23
"(Se) requiere que amemos a todos sin discriminaciones, que seamos los primeros en amar, sin esperar que los demás nos amen, que amemos a todos como a nosotros mismos. Nos pide que asumamos como nuestros las preocupaciones, los pesos, los sufrimientos y las alegrías de los hermanos. Incluso nos pide que amemos a los enemigos. Donde radicalmente se vive un amor así, la gente queda sorprendida, quiere saber y se siente atraída a hacer lo mismo. Nace la revolución del amor."24 Cuando los seres humanos están aislados, separados, desunidos, este ideal es imposible, pero se hace posible, cuando las personas que hicieron del amor mutuo, de la comprensión recíproca y de la unidad el motivo esencial de sus vidas.
Pues el Evangelio, dice: "Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos". 25
Cristo mismo está presente entre nosotros cuando le rogamos, en su nombre y, por lo tanto se inserta en nuestra historia de esfuerzos, se convierte en una fuerza histórica de transformación de las estructuras sociales.¡Qué posibilidad superior podría haber para los que queremos ser instrumentos de fraternidad y de unidad en el amor!
Nos dice Juan Pablo II:
La solidaridad es sin duda una virtud cristiana. Ya en la exposición precedente se podían vislumbrar numerosos puntos de contacto entre ella y la caridad, que es signo distintivo de los discípulos de Cristo.26
A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuestos al sacrificio, incluso extremo: « dar la vida por los hermanos »27
Entonces la conciencia de la paternidad común de Dios, de la hermandad de todos los hombres en Cristo, « hijos en el Hijo », de la presencia y acción vivificadora del Espíritu Santo, conferirá a nuestra mirada sobre el mundo un nuevo criterio para interpretarlo. Por encima de los vínculos humanos y naturales, tan fuertes y profundos, se percibe a la luz de la fe un nuevo modelo de unidad del género humano, en el cual debe inspirarse en última instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en tres Personas, es lo que los cristianos expresamos con la palabra « comunión ». Esta comunión, específicamente cristiana, celosamente custodiada, extendida y enriquecida con la ayuda del Señor, es el alma de la vocación de la Iglesia a ser «sacramento », en el sentido ya indicado.
Por eso la solidaridad debe cooperar en la realización de este designio divino, tanto a nivel individual, como a nivel nacional e internacional. Los « mecanismos perversos » y las « estructuras de pecado », de que hemos hablado, sólo podrán ser vencidos mediante el ejercicio de la solidaridad humana y cristiana, a la que la Iglesia invita y que promueve incansablemente. Sólo así tantas energías positivas podrán ser dedicadas plenamente en favor del desarrollo y de la paz.28
Y nos agrega que la solidaridad es el estilo y el medio para la realización de una política que quiera mirar al verdadero desarrollo humano.
La solidaridad es el estilo y el medio para la realización de una política que quiera mirar al verdadero desarrollo humano. Esta reclama la participación activa y responsable de todos en la vida política, desde cada uno de los ciudadanos a los diversos grupos, desde los sindicatos a los partidos. Juntamente, todos y cada uno, somos destinatarios y protagonistas de la política. En este ámbito, como he escrito en la Encíclica Sollicitudo rei socialis, la solidaridad «no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial enternecimiento por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos».29
Por lo anterior nos señala Patricio Aylwin que
si queremos llegar a niveles de existencia y calidad de vida que merezcan llamarse humanos, pienso que a la libertad de los mercados regulada por la justicia del Estado, hay que agregar la "solidaridad", entendida como actitud moral y social de aceptación de la interdependencia entre los hombres y entre las naciones, que nos lleve a empeñarnos todos en la búsqueda del bien común. Bien común que es, a la vez, el bien de todos y el de cada uno y supone el reconocimiento de la dignidad de todas las personas como miembros de la familia humana y de las múltiples comunidades a que naturalmente pertenecemos. De lo cual fluye, como obvia, la necesidad de superar el individualismo mediante la organización comunitaria en que los seres humanos se concierten para ayudarse recíprocamente, defender sus derechos y buscar el bien común.30

Pues nada se opone más al cristianismo que el individualismo, como lo señalaba el Padre Hurtado.
"Nada se opone más al cristianismo que el individualismo", es que "cada uno forma parte de un gran todo: somos piedras de un mismo edificio, ramas de un mismo árbol, miembros de un mismo cuerpo y herederos de un mismo destino. La rama que se desgaja, sécase y sólo sirve para el fuego. Una piedra caída del edificio compromete la estabilidad del conjunto. Entre todos nosotros hay un intercambio de servicios comparable a la circulación de la sangre en nuestro cuerpo". 31

Hágase tu voluntad
La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y del sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coinciden cada vez más.32
Y la voluntad de Dios es que "todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad". 33
"Mi alimento es hacer la voluntad del Padre". 34
Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado y dar cumplimiento a su obra. 35Pero la voluntad del Padre incluía la muerte del Hijo en la cruz por la salvación de los hombres. Jesús "se entregó a sí mismo por nuestros pecados según la voluntad de Dios".36 En el huerto de los Olivos, Jesús reza así a su Padre Dios: "No se haga mi voluntad, sino la tuya".37
Si nos abrazamos con Cristo, nos abrazamos a su cruz, como nos dice San Pablo.
"Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí" . 38
Pero sabemos que la cruz es "escándalo para los judíos, locura para los gentiles, mas poder y sabiduría de Dios para los llamados, ya judíos, ya griegos". 39
No se hace nada de fecundo en el mundo sin querer llevar la cruz, cruz que exige siempre esfuerzo, entrenamiento cotidiano, sacrificio. Abrazados a Cristo en la cruz sabemos que Él vive en nosotros como lo señala San Pablo:
Cristo vive en ti. 40
El amor a Jesús nos obliga a amar a nuestros hermanos pues:
« Si alguno dice: ‘‘amo a Dios'', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve ». 41
Así el "Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios."42
En la parábola del Buen Samaritano Jesús nos hace trascender el amor interpersonal a un amor hacia la polis, hacia la sociedad, es decir nos enseña la solidaridad
El Papa Benedicto XVI nos dice:
La parábola del buen Samaritano (cf. Lc 10, 25-37) nos lleva sobre todo a dos aclaraciones importantes. Mientras el concepto de « prójimo » hasta entonces se refería esencialmente a los conciudadanos y a los extranjeros que se establecían en la tierra de Israel, y por tanto a la comunidad compacta de un país o de un pueblo, ahora este límite desaparece. Mi prójimo es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar. Se universaliza el concepto de prójimo, pero permaneciendo concreto. Aunque se extienda a todos los hombres, el amor al prójimo no se reduce a una actitud genérica y abstracta, poco exigente en sí misma, sino que requiere mi compromiso práctico aquí y ahora.43
Pero es más, se nos predica el amor a los enemigos:
"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre los justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial....44
Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuestos al sacrificio, incluso extremo: « dar la vida por los hermanos » (cf. 1 Jn 3, 16). 45
Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas."46
Así pues "Hay que considerar la posibilidad de amar al prójimo, aumentando la caridad: pasando de un amor interpersonal a un amor mayor hacia la polis. De ser militantes de un partido. Y esto, ciertamente no para formar otro partido único. Sino más bien estar dispuestos a comprender las razones de uno y otro en completa lealtad al propio partido, en un espíritu de unidad. Un espíritu de unidad que actúe, no sólo excepcionalmente sino que viva como norma fundamental y constante por la política de cada pueblo y de la escena internacional. Un espíritu de unidad que ayude a tomar posiciones comunes que salvaguarden los valores del hombre" 47
Y como nos escribe Maritain:
«Sabemos también que si no se establece(n) sobre una concepción a la vez pesimista y exigente de la naturaleza humana que haga parecer como más difícil lo que más importa y lo que hay de mejor en la obra política como lo que requiere mayor cuidado, un ideal de amistad fraterna sería la peor de las ilusiones» 48
Sólo "el amor y la santidad" pueden "transfigurar la condición de la humanidad... La observación precedente hace perfectamente clara la necesidad, primera y fundamental para la vida del mundo, de que el catolicismo penetre hasta las profundidades de la cultura, vivificándola, y que los católicos den lugar a sólidas concepciones culturales, filosóficas, históricas, sociales, políticas, económicas y artísticas y se empeñen en insertarlas en la realidad histórica." 49
"es tremendamente urgente que recobremos la condición propia de una cultura verdaderamente humana, que asimila las cosas del hombre a las cosas del espíritu, haciendo posible con ello la verdadera libertad". "La situación no es desesperada", en el supuesto que inspira "una renovación y una rectificación heroicas." 50
El objetivo "se puede alcanzar sólo si los santos (hombres y mujeres en búsqueda permanente de la santidad ponen manos a la obra", ayudados "por la cruz en el corazón" (o sufrimiento redentor). 51

NOTAS
1 JUAN PABLO II . EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL ECCLESIA IN EUROPA http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_20030628_ecclesia-in-europa_sp.html
2 JUAN PABLO II. CHRISTIFIDELES LAICI. Nº 42
3 Patricio Aylwin. La Realidad Economico-Social de América Latina y de los Países En Desarrollo Y Los Desafíos Eticos Que Plantea Al Mundo.
Santiago, Diciembre de 2000. (Disertación inaugural en el "Encuentro Internacional sobre Etica y Desarrollo", Washington, 7 de diciembre 2000).
Fuente: www.iadb.org
4 Julio de la Vega-Hazas. La solidaridad, un principio social fundamental.
http://198.104.148.66/includes/documento.php?IdDoc=8422&IdSec=616
5 Ioannes Paulus PP. II. Sollicitudo rei socialis. Nº 39
6 Ioannes Paulus PP. II. Sollicitudo rei socialis. Nº 40
7 Juan Pablo II. Sollicitudo rei socialis. Nº 38.
8 De Trinitate, VIII, 8, 12: CCL 50, 287.
9 1 Jn. 4, 16)
10 Juan 17:20-23.
11 Jn. 11,52 .
12 SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, en Escritos de Catequesis, p.126.
13 Jn. 17,6.
14 (Mt 11,27).
15 Mt 25, 45.
16 Benedicto XVI. Deus Charitas est. nº 1.
17 S.Th. I-II, 28, 1-3.
18 Lucas 12, 6-7.
19 Juan 15:4.
20 Jn 23,34.
21 ib. 15,12.
22 Jn. 3,23.
23 (1 Co 6, 17).
24 Discurso de bienvenida a la Sra. Chiara LUBICH por wilfried MARTENS,Presidente del Grupo del Partido Popular Europeo, ESTRASBURGO, 15 de Septiembre de 1998Discurso de Chiara LUBICH. El Movimiento de los Focolares en sus aspectos político y social
Economía de comunión.Servicio Estudios y Documentación. Grupo del PPE. Parlamento Europeo
Fuente: http://www.europarl.eu.int/ppe/tree/publi/pspeech/spe07_es.htmwww.colombiapositiva.com/edc/parlamento.htm ).
25 Mt. 18, 20.
26 Jn 13, 35.
27 1 Jn 3, 16.
28 Ioannes Paulus PP. II. Sollicitudo rei socialis. Nº 40
29 JUAN PABLO II. CHRISTIFIDELES LAICI. Nº 42
30 Patricio Aylwin. La Realidad Economico-Social de América Latina y de los Países En Desarrollo Y Los Desafíos Eticos Que Plantea Al Mundo.
Santiago de Chile, Diciembre de 2000. (Disertación inaugural en el "Encuentro Internacional sobre Etica y Desarrollo", Washington D.C., 7 de diciembre de 2000).
Fuente: www.iadb.org
31 Alberto Hurtado. Moral Social, Centro de Estudios y Documentación Padre Alberto Hurtado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ediciones Universidad Católica de Chile. pp. 204 - 205.
32 BENEDICTO XVI. DEUS CARITAS EST. Nº 17.
33 1 Timoteo 2,3-4.
34 Juan 4, 34.
35 Jn 6, 32.
36 Gálatas 1,4.
37 Lucas 22,42.
38 Gálatas 2:20.
39 1 Cor 1, 22-24.
40 Col 1:27.
41 (1 Jn 4, 20).
42 Benedicto XVI. Deus Charitas est. Nº 15.
43 Benedicto XVI. Deus Charitas est. Nº 15.
44 Mt.5:43-48.
45 Ioannes Paulus PP. II. Sollicitudo rei socialis. Nº 40.
46 Mt. 7:12.
47 Discurso de bienvenida a la Sra. Chiara LUBICH por Wilfried MARTENS,Presidente del Grupo del Partido Popular Europeo, ESTRASBURGO, 15 de septiembre de 1998.Discurso de Chiara LUBICH. El Movimiento de los Focolares en sus aspectos político y social,
Economía de comunión.Servicio Estudios y Documentación. Grupo del PPE. Parlamento Europeo
Fuente: http://www.europarl.eu.int/ppe/tree/publi/pspeech/spe07_es.htmwww.colombiapositiva.com/edc/parlamento.htm.
48 Jacques Maritain. Humanismo Integral; Ed. Carlos Lohlé, Pág. 153.
49 Maritain, 'Religion and Culture', in Essays in Order, ed. Christopher Dawson and T. F. Burns (New York: Sheed & Ward, 1940) 27 f.; 'The Twilight of Civilization' [New York: Sheed & Ward, 1943, 9, 12.
50 Maritain, 'Some Reflections on Culture and Liberty' (Chicago: University Press, 1933) p. 10; 'El Crepúsculo de la Civilización'. Editorial Del Pacífico. Santiago de Chile, 1976. p. 29
51 Maritain, 'Integral Humanism: Temporal and Spiritual Problems of a New Christendom' (Notre Dame: University Press, 1973) p. 73; 'Some Reflections on Culture and Liberty' (Chicago: University Press, 1933
p. 9; 'On the Use of Philosophy: Three Essays' (New York: Atheneum, 1965, p. 10.